Hola,
soy Lilí como siempre cada 18 de mes, y esta vez toca
en abril, ¡miau, ya estamos en primavera!
Bueno,
me pongo seria y aquí te envío otra fábula de mi querido
Esopo, se titula:
EL
ZORRO Y EL LEÑADOR
En cierta ocasión iba un zorro huyendo de varios cazadores
y tropezándose con un leñador que por allí estaba trabajando,
le rogó que le ocultase de sus perseguidores y él le dijo
que sí y que se refugiara en su choza, lo que hizo sin
tardanza el animal.
A la llegada de los cazadores, el leñador respondió
a sus preguntas negando que hubiera visto u oído a ningún
zorro, eso lo dijo con la boca mientras con el gesto indicaba
su choza. Afortunadamente los cazadores no le entendieron
fiándose sólo de lo que les había dicho.
En cuanto se fueron, el zorro se escabulló en la dirección
opuesta.
-¡Eh, tú –gritó el leñador molesto-, podías darme las
gracias por haberte ayudado!
A lo que el zorro sabiamente repuso:
-Lo que les has dicho lo contradecían tus gestos, y
si ninguno de los dos no se han puesto de acuerdo, ¿qué
es lo que tengo que agradecerte?
Esto nos enseña que los actos han de estar unidos a
las palabras, de lo contrario no valen.
Otra
fábula estupenda, ¿a que sí?
Nos
vemos en mayo.
Lilí