¡Hola! Llegó el otoño de nuevo y el frío a ratos como de
costumbre, y yo te traigo, como de costumbre también, una fábula
del insustituible Esopo, es que escribió muchas, eh, ésta se titula
El zorro y el espino y espero que te guste, ¿vale?
Un zorro estaba saltando alegremente por el monte cuando resbaló
y viéndose en trance de caer montículo abajo, se agarró como pudo
a lo primero que topó en su camino que fue ni más ni menos que
un matojo de espinos, o sea que ya puede suponerse lo que pasó,
que el pobre zorro se hirió lamentablemente las patas.
Mientras intentaba arrancarse las espinas le reprochó al matojo:
-¡Vaya una ayuda que me has dado, me has salvado pero hiriéndome
en las patas!
A lo que el matojo espinoso repuso:
-Eso te pasa por quererte salvar agarrándote a una mata de espinos.
Lo
que significa que no debes pedir socorro y ayuda de aquellos a
los que les complace hacer daño, pues carecen de buenos sentimientos.
¿Qué tal, guayses, no?
¡Te espero el mes de noviembre!
Lilí
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