Principiamos con el signo
de TAURO y uno de sus más ilustres representantes literarios: Honoré de
Balzac, el autor de La comedia humana.
Balzac,
TAURO, evidencia en su físico y en su conducta, las influencias del signo.
Grueso, ancho, de cuello corto, frente despejada que cubre una romántica
onda de cabello, es (característica TAURO), un infatigable trabajador
que no para de escribir incesantemente ("la constancia es una de
las piedras angulares de mi carácter"), sólo interrumpiéndose para
entregarse a los placeres de la buena comida y el amor a los que sucumbe
harto frecuentemente ("las caricias de una mujer hacen que la Musa
se desvanezca y ablandan la feroz, la brutal firmeza del trabajador"),
aunque ello le valga más tarde para crear nuevos argumentos, sobre todo
inspirándose en su juventud.
El gusto por la literatura se lo procura su Luna en SAGITARIO, signo de
escritores (asimismo se licenció en Derecho, otra profesión sagitariana),
y también a esta luna cabe achacar su prodigalidad, que nada tiene que
ver con el espíritu ahorrativo de los TAURO, mientras que su afán por
brillar en sociedad y ser centro de atención y parabienes, se lo debe
al ascendente en LEO. Incluso su muerte tiene que ver con el ascendente,
pues Balzac falleció a consecuencia de una hipertrofia cardíaca, ya que
es de dominio popular que el signo de LEO rige el corazón.
Todo cuanto se acaba de escribir no son simples casualidades, sempiterno
estribillo de los incrédulos, sino hechos comprobables, ahora bien, en
atención al lector neófito, no ahondamos en profundidad en el Tema Natal
astrológico de Honoré de Balzac, porque el presente artículo no busca
ser lección de un cursillo acelerado.
En Daphne Du Maurier,
autora de las celeberrimas novelas Posada de Jamaica, Rebeca y
Mi prima Rachel, entre otras muchas, y TAURO de signo, mencionaremos
ese amor por la naturaleza, por los espacios abiertos, tan característico
de los Tauro: el famoso Manderley de Rebeca, la descripción de
cuyo parque nos lleva a pasear por sus avenidas, Mi prima Rachel,
en la que el paisaje surge con las primeras líneas y rubrica los últimos
renglones, Posada de Jamaica, novela que es toda ella mar, acantilados
y naturaleza salvaje.
Daphne Du Maurier también vivió en el campo y su casa era una replica
de Manderley.
El hecho de tener 4 planetas en signos de tierra dos a dos, Tauro y Capricornio,
la Tierra de la primavera y la Tierra del invierno, convierten a Daphne
Du Maurier en una mujer enraizada, nunca mejor dicho, con la naturaleza,
aunque el opuesto ESCORPIO se intensifique al final de su vida traduciéndose
en una novelística que abandona la poesía por una cruel y descarnada crítica,
cosa que tampoco nos sorprende demasiado ya que tiene 2 planetas en GÉMINIS,
siendo Plutón uno de ellos, en el bien entendido que GÉMINIS simboliza
la dualidad y los cambios determinantes y Plutón la crítica acerada.
Otro caso, otro personaje, Lord
Byron, éste ACUARIO, el
signo revolucionario e inconformista por excelencia, y que Byron encarna
a la perfección al enfrentarse a toda la sociedad de su época haciendo
gala de una conducta rompedora e iconoclasta donde las haya, y no sólo
por sus opiniones o sus numerosas amantes, sino por el hecho de que se
atrevió a mantener relaciones incestuosas con su propia hermananastra
Augusta, de quien tuvo a Medora, su primera hija.
Como detalle citaremos que su esposa Annabella, madre de su única descendiente
legítima Ada, y otra de sus amantes Claire Clairmont, que le dio un tercer
vástago, la pequeña e infeliz Allegra, eran TAURO, signo que no se aviene
con ACUARIO, así como tampoco el de ESCORPIO, al que pertenecía lady Carolina
Lamb una más de las mujeres que le amaron con escasa suerte, mientras
que su hermanastra, ACUARIO igual que él, refrendaba la armonía que promete
una relación, amorosa o amistosa, entre dos personas de este signo.
Asimismo ACUARIO, Chéjov,
no obstante, hizo gala a lo largo de su existencia, de ese gran amor humanitario
que caracteriza también a los nacidos bajo este signo, y desde luego,
no se le conocieron amores que contraviniesen las normas.
El novelista Julio Verne,
seguimos con los ACUARIO, demuestra a través de su inventiva la potencialidad
creadora del signo, a la que se unen las influencias de un ascendente
en GÉMINIS que le otorga capacidad para la literatura.
Y finalizaremos ya con este par de escritores: James Joyce, el ACUARIO
que escribió su muy particular y anticonvencional Ulises, con el
que demostró que hay otra manera de hacer literatura, y Virginia Woolf,
también del mismo signo de aire, la autora de Las olas, Al faro,
y el revolucionario e inquietante Orlando en el que un hombre se
convierte en mujer en el transcurso de los siglos, eso por no hablar ya
del lenguaje que empleaba la escritora en sus novelas, innovador a su
vez.
En el signo de PISCIS nos encontramos con la poetisa Elisabeth
Barrett Browning, una mujer de gran sensibilidad, y la perfecta enferma
imaginaria, cuya parálisis, era pura autosugestión, y con el no menos
famoso Frederic Chopin, nacido el 22 de febrero de 1810 en Varsovia, de
vena artística indiscutible, carácter irritable y proverbial mala salud.
(Hacemos hincapié en el apartado salud de los PISCIS, debido a que este
signo o bien los convierte en enfermos imaginarios o bien en enfermos
crónicos).
En cuanto al desdichado Edgar
Allan Poe, CAPRICORNIO, que merecería el sólo un exhaustivo
estudio astrológico, era ascendente ESCORPIO (atracción morbosa por la
muerte), con Urano en este signo y en la primera CASA o Asc., y, al parecer,
tenía la Luna en PISCIS (imaginación desbordante pero enfermiza), revela
claramente dos tendencias muy capricornianas: Poe era inmensamente ambicioso,
dentro de su pobreza, de sus adversidades y de su existencia de lucha
y sufrimiento constantes, que parecía arropar una desesperanzada humildad
(CAPRICORNIO simboliza la ambición soterrada).
Edgar Allan Poe suspiraba por "la
fama, la fama, que es la sangre de la vida". Fama que no conoció
en este mundo, ya que murió con 40 años, pero que después sí se ha visto
largamente colmada, ya que CAPRICORNIO es el signo que no ayuda ni en
la infancia, Edgar es adoptado en su niñez a la muerte de sus padres y
separado de sus hermanos, ni en la juventud, el escritor rompe con su
familia adoptiva en un arrebato y lo pierde todo, y sí en la vejez, que
el escritor no llegó a conocer debido a su temprano fallecimiento...
Pero CAPRICORNIO le ayuda post mortem, y le concede la fama, la gloria
y la inmortalidad en el recuerdo de las gentes, aunque siempre demasiado
tarde en este caso.
Agatha Christie,
una perfecta VIRGO, demuestra sus cualidades como tal en la ingeniosa
lógica de sus argumentos, en sus minuciosos análisis, en su humor irónico,
y en que, pese a llevar una vida bastante social, donde mejor se encontraba
era aislada escribiendo, metida en alguna de esas maravillosas casas que
se dedicaba a restaurar y coleccionar.
(Recordemos, que si una de las profesiones de los VIRGO es la de analista
químico, Agatha Christie, trabajó en su juventud en un laboratorio farmacéutico.
De ahí su impecable conocimiento en drogas y venenos.)
Mary
Shelley, otra VIRGO, la autora, de Frankestein, hace honor
a su signo convirtiéndose en la madre de la Ciencia Ficción, a través
de un personaje cuyo nacimiento es minuciosamente detallada con un fría
lógica, que hoy no nos sorprende porque ya sabemos que actualmente los
adelantos científicos pueden con todo, lógica y fantasía, pero que en
los albores del siglo XIX, resultaban más que improbables.
Concluiremos este breve apunte del signo de VIRGO, haciendo mención de
la reina virgen, Isabel I de Inglaterra, que nunca se casó (VIRGO es símbolo
de castidad y otorga la soltería, o bien el horror por el matrimonio,
a sus nativos), y que al parecer era una mujer muy meticulosa que llevaba
ella misma las cuentas de palacio cada noche, ya que los VIRGO suelen
ser personas poco dadas al gasto en lo personal, aunque, por supuesto,
en el caso de Isabel I sus trajes, sus joyas y sus festejos, los costeara
la corona.
Por lo que hace
a Oscar Wilde, LIBRA,
ingenioso, irónico, esteta y sumamente sociable, demuestra que, su innegable
popularidad antes de la caída, se debió a que LIBRA es el signo de las
relaciones públicas.
Sus encantadores cuentos infantiles, uno de ellos El
príncipe feliz, revelan una sensibilidad y un buen gusto exquisitos,
propios también de este refinado signo, símbolo a su vez del pacifismo
por su oposición al bélico ARIES, ejemplos que tenemos en John Lennon
y en Gandhi, de quienes no hay nada que decir que no se sepa.
LIBRA es un signo de buena suerte, es decir, que ayuda a sus nativos,
pero sólo en un caso entre mil, obra a la inversa asestando un duro golpe
a sus hijos, muestra que en Wilde tenemos muy explícita con su defenestración
social y posterior encarcelamiento, al acusársele de homosexualidad, y
en Lennon y Gandhi con los asesinatos públicos que acabaron con sus vidas.
En CÁNCER tenemos a tres representantes, una mujer y dos hombres, cuyas
vidas y características podrían parecer diametralmente opuestas sino estudiásemos
cuidadosamente los ejemplos que nos ofrecen.
Para empezar, estos dos autores del siglo XIX, Aurora Dudevant, más conocida
como George Sand, y Marcel
Proust, ambos cancerianos. Sin embargo, mientras Proust se nos revela
como el típico carácter lunar, introvertido, hipersensible, vinculado
a la madre de una manera casi patológica, ella, George, se muestra aparentemente
desapegada e incluso varonil por su conducta en público. Nada más engañoso.
George Sand
era un mujer totalmente maternal, no sólo con sus hijos, sino también
con sus amantes, pero maternal del tipo obsesivo y agobiador, absorbente,
Chopin es el ejemplo más claro de esa clase de conducta , ya que después
del famoso invierno en Mallorca, lo único que experimentaba hacia ella
era resentimiento.
Ahora bien, hay una explicación para el carácter ferozmente independiente
y anticonvencional de George Sand: su ascendente se halla en ACUARIO,
su luna en ARIES, y con ello queda explicado todo, ya que ARIES es signo
de pioneros y libertario por antonomasia, mientras que ACUARIO representa
el vanguardismo más absoluto.
Por lo que hace a Marcel Proust, el carácter introvertido de los CÁNCER
choca aquí con la sociabilidad de un ascendente en ARIES, sin olvidar
a su Marte en LIBRA, ambos los perfectos símbolos de la amistad en el
zodíaco, y, sin embargo, evoluciona dentro de la línea canceriana más
típica; para su monumental obra En busca del tiempo perdido, Proust
no ha dudado en recabar información de sus amigos, bien personalmente
a horas intempestivas (en su juventud era ave nocturna), bien mandando
a su chofer a la casa de los primeros (cuando el asma lo clausuró en su
domicilio), con cartas de mano en las que solicita le cuenten aquellos
detalles que él precisa para recrearlos en tal o cual pasaje de sus obras.
Se relaciona, sí, pero sin abandonar la concha protectora de su hogar,
de las paredes que forman su nido, su refugio, y cuando antes salía, era
la noche el momento preferido; la noche y el signo de CÁNCER van hermanados
ya que existe entre ellos como una especie de cordón umbilical.
El tercer CÁNCER al que hacemos referencia, nacido en 1900, es Antoine
de Saint-Exupéry, autor de EL PEQUEÑO PRÍNCIPE. Un hombre de vida aventurera,
piloto profesional y escritor, cuya apariencia extrovertida, tres planetas en GÉMINIS
y dos en SAGITARIO, queda paliada por su gusto por la soledad y la introversión
poética de la que hace gala en todos sus libros, no sólo en el cuento
que tanta fama le ha dado.
El signo de ESCORPIO ejerce en la obra de los autores que han nacido bajo
él, una influencia sumamente expresiva: R.
L. Stevenson, o sea El doctor Jeckyll y Mr. Hyde, Bram
Stoker o Drácula, Dostoievski y toda su obra, Henry Miller,
un CAPRICORNIO con la Luna, Marte y Urano en ESCORPIO situados en el descendente,
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, de signo TAURO pero ascendente
ESCORPIO y cuyas teorías sobre la sexualidad infantil siguen causando
impacto aún hoy en día, luego tenemos al escultor Augusto Rodín, con su
obra que trasciende una innegable carga erótica.
GÉMINIS, los gemelos, o la dualidad por excelencia,
nos ofrece a un ilustre representante literario en la figura de Fernando
Pessoa, él y sus numerosos alter ego, a otro no menos importante como
Conan Doyle, padre de Sherlock
Holmes y Watson, (dos personalidades totalmente opuestas pero complementarias),
que sorprende a propios y extraños cuando abraza entusiásticamente la
causa del espiritismo, convirtiéndose en su más acérrimo adalid, mientras
que en el campo de la pintura tenemos al pintor Gauguin, quien un buen
día abandonó su seguro trabajo en un banco, a la familia, y a la respetabilidad
de una vida pequeño burguesa, para convertirse en pintor de lo más bohemio
y más tarde iniciar una nueva vida en el otro extremo del mundo.
Un novelista SAGITARIO es Mark Twain, y su obra refleja bien a las claras
el carácter aventurero de los nativos del signo, igual que Louise
Marie Alcott cuya Jo de Mujercitas, ella misma, es el perfecto
símbolo de un sagitariano en su inquieta vertiente literaria, y Wilhelm
Hauff también, autor de los cuentos del mismo nombre, escritor romántico
que no llegó a cumplir los 25 años, y cuyos relatos nos hablan de países
exóticos, mientras que Jonathan Swift, por su parte nos embarca en Los
viajes de Gulliver, todo ello sin olvidar al pintor Toulouse-Lautrec,
a quien la fractura de los fémures, de resultas de una caída, le marcó
para siempre.
(Los huesos fémures son una de las partes afectadas
en la anatomía de los SAGITARIO, y los viajes por países lejanos otra
de sus preferencias).
ARIES concede un carácter complicado, arrebatado, idealista, colérico
pero nada rencoroso, es el pionero del zodíaco y valora en gran manera
la amistad anteponiéndola a todo, por ejemplo, el escritor Gerald Brenan,
que convirtió el gran amor de su vida, precisamente otra ARIES, en una
singular relación amistoso afectiva: la pintora Dora Carrington, perfecto
exponente femenino de este signo de fuego, cuya vida apasionada, que concluyó
con el suicidio, es digna de una novela, aunque ya se ocupó de inmortalizarla
el mismo Brenan en sus memorias. Espronceda,
quien descuidó su relación con Teresa Mancha por sus idealismos políticos
y sus compañeros.
Y finalmente el signo rey, LEO, que aun teniendo señalados representantes
en literatura, el poeta Percival Shelley, Emily
Brontë, los Dumas,
Maupassant,
el aventurero y escritor Th. E. Lawrence, el novelista y biógrafo André
Maurois, Arrabal, entre otros muchos, nos regala como su mejor símbolo
a Napoleón Bonaparte, el LEO por antonomasia, y no es preciso agregar
nada más.
Reiteramos que este estudio no posee la extensión que debiera, ya que
el tema es merecedor de un libro pormenorizado, mas el propósito que nos
ha guiado al redactar estás páginas, ha sido meramente divulgativo y deseamos
que el lector no incurra en la fácil deducción de que los caracteres aquí
citados son comunes, ya que en efecto, si lo son, todos y cada uno tiene
su etiqueta astrológica perfectamente delimitada, porque un LEO jamás
será un VIRGO ni un VIRGO un SAGITARIO, ni un SAGITARIO un CÁNCER, etc.
Ahora bien, cada persona es la suma de su signo, más su ascendente, más
diez planetas colocados en su mapa astrológico, y esto, amigos míos, en
la célebre frase de Rudyard Kipling, es ya otra historia.
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