El escritor y poeta francés Daniel Leduc ha tenido la amabilidad de cedernos un relato corto y un poema para su publicación on line en C. CARDONA GAMIO EDICIONES; gentileza que agradecemos vivamente.



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© Daniel Leduc
©2005 de la traducción Estrella Cardona Gamio

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Existe en el país de los Sueños un estanque mágico en el cual todo eso que se calla, habla, y, todo lo que habla, se calla.

Así, el sauce que se inclina sobre el agua de este estanque mágico cuenta la historia de su ancestro, el primer árbol sobre la Tierra.

Era tan pequeño este árbol, que las mismas hormigas no le veían. Tan frágil, que un soplo habría podido romperle. Tan discreto, que sin embargo el viento, que todo lo conoce, ignoraba su existencia. Era tan pequeño, que habrían sido necesarias cien miradas para verle, cien manos para tocarle.

Mas un día, una gota de rocío lo descubrió de pronto, encontrándolo tan hermoso que se enamoró de él. Ella se le aproximó, abrazándole con fuerza. Y el árbol tan pequeño creció, creció, convirtiéndose en un gigante y dio a la tierra millones de hijos. Es así como nacieron las florestas, los bosques y su misterio.

La nube que pasa sobre ese estanque mágico cuenta también su historia. Es la historia de la primavera.

Hace mucho tiempo que no había en la Tierra más que el frío, la nieve, el hielo y los vientos hostiles. Hace mucho tiempo que no había otra cosa que el invierno. Después, un día, el sol, curioso, se acercó a la Tierra y le ofreció el verano. La luna, un poco celosa, hizo regalo a la Tierra del otoño.

En cuanto a la primavera, nació del encuentro entre el invierno y el verano. Es él quien se levanta entre ellos, quien les coge de la mano, quien les une a pesar de sus diferencias. Es la primavera, en su juventud, quien da a las estaciones la fuerza de la vida.

El pájaro que planea sobre ese estanque mágico cuenta igualmente su historia.

¿Creéis que yo, el ave, he tenido siempre alas? Hubo un tiempo en el cual no volaba, en el cual andaba sobre el suelo. ¡Hace ya... tanto de eso!

Yo caminaba sobre el suelo, cuando un golpe de marea casi se me lleva. Pude saltar sobre una palmera y prender en mi espalda dos hojas de palma... y volé. Así tuve las alas...

Y heme aquí, el pájaro que planea por encima del agua.

El peñasco que sobresale en medio del agua de ese estanque mágico cuenta una historia de rocas.

Yo provengo de la arena del desierto, y del agua de los océanos, de la luz de los astros. Yo fui esculpido por el viento, y el tiempo ha roído mi piedra.

A veces, quisiera poder rodar, desplazar mi gran vientre, viajar un poco. Pero la tierra me retiene. Permanezco atado a ella. Nada puede separarnos.

Entonces escucho a la lluvia que me habla, que me cuenta cosas del mundo, y me siento viajero.

El hombre que se aproxima a ese estanque mágico quisiera contar su historia. Tiene tantas cosas que decir...

Pero cuando se inclina sobre el agua, las palabras enmudecen.

Entonces él escucha el rumor del mundo.

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POEMA