Rafael Sabatini
Uno de los autores más leídos en la primera mitad del siglo XX, y cuyo género favorito fue indudablemente el de capa y espada, Rafael Sabatini, nació el 29 de abril de 1875 en el pueblo de Jesi en Italia. Sus padres, Vicenzo Sabatini y su madre Anne Trafford, inglesa de Liverpool, eran cantantes de ópera que llevaron una vida trashumante de concierto en concierto por todo el mundo, hasta que decidieron aposentarse en Italia, en donde nació el que luego sería el famoso autor de Scaramouche, El Capitán Blood, El Halcón del mar, El cisne negro y tantas y tantas otras novelas de aventuras que poblaron los ratos de ocio de un público devoto cuyas edades oscilaban entre los muy jóvenes hasta los que ya no lo eran.
Existen dudas acerca de sí los padres de Rafael Sabatini estaban casados cuando éste nació, y se aduce para refrendarlo. que en su novelística abundan los ilegítimos, con los cuales se le identifica, ahora bien, esto puede ser pura leyenda, ya que la madre del escritor siempre se hizo llamar señora Sabatini.
Sus padres se establecen en Italia dedicándose a dar clases de canto –entre sus alumnos estuvo el famosos cantante John Mc. Cormack-, pero juzgando que esa vida artística, por anárquica, no es la que más le conviene a un niño, deciden enviarlo a una pequeña aldea, cerca Liverpool, con los abuelos maternos, pero a los siete años el niño regresa al seno familiar para irse con sus progenitores a Portugal en donde éstos siguen ejerciendo de maestros del bel canto.
Tiempo después, regresan a la patria estableciéndose en Milán y vuelven a enviar a su hijo fuera, en esa ocasión a Suiza en donde transcurre parte de su adolescencia entre estudios y lecturas de los bést-sellers de la época, W. Scott, Dumas, Verne y también el clásico Shakespeare. A los 17 años le vuelven a mandar a Liverpool con la idea de que se convierta en un hombre de negocios, trabajo al que el joven Sabatini se entrega con dedicación aunque realmente no le guste mucho ya que lo que en verdad le atrae es la literatura puesto que en 1890 comienza a escribir, tarea vocacional que no abandonará hasta el fin de sus días, dejando un extensa obra compuesta por 52 novelas, amén de un gran número de relatos históricos que eran como semblanzas de época o mini biografías de personajes más o menos conocidos.
En 1902 escribe su primera novela y en 1905 contrae matrimonio con Ruth Dixon, hija de un hombre de negocios, naciendo su unigénito Rafael Ángelo, llamado familiarmente Binkie, esto en cuanto a su vida personal, que por lo que atañe a su vida profesional si por ella consideramos la faceta literaria, acaba por renunciar al trabajo estable y se embarca en la aventura de vivir de su producción novelística.
Hombre de gran cultura, hablaba cinco idiomas, también trabajó como traductor a lo largo de su existencia, pero en la época que nos ocupa lo hizo de manera incansable escribiendo muchas novelas, sin embargo el gran éxito le llegaría en 1921 con Scaramouche, que realmente fue su consagración, continuándolo el año siguiente El capitán Blood, logrando aquel boom que toda su obra anterior se reeditase. Autor muy prolífico continuó tan brillante carrera a razón de un libro por año, novelas siempre llenas de imaginación, sanas, y en las cuales sus protagonistas son optimistas, caballerosos, sin que por ello lleguen a parecer en ningún momento moralistamente ejemplares, pues son muy humanos.
(Recordemos que muchas de sus novelas han sido llevadas al cine con gran éxito, e interpretadas por actores tan famosos como Errol Flynn o Steward Granger).
Sabatini escribió sus novelas en el idioma materno, ya que, en palabras suyas, pronunciadas muy joven: “todas las mejores historias se escriben siempre en inglés”, aunque esto no quita que, al principio de todo, y en Suiza, en el internado, lo empezara a hacer en la lengua del cantón de habla francesa.
Toda su obra se desarrolla en tiempos pasados y en escenarios históricos; el que sean novelas no impide que haya un documentado trasfondo histórico muy bien documentado, lo que además, confiere a su producción un tinte eminentemente didáctico sin ser jamás aburrido ni inexacto, sólo peca de una debilidad fácilmente comprensible, no en balde eran paisanos: su ilimitada admiración por César Borgia ya que siempre nos lo describe con mucha benevolencia al darnos un retrato de él que lo convierte en espíritu noble y justiciero.
Al llegar la Gran Guerra, y debido a su nacionalidad, quiso reclutársele en el ejército italiano, pero Sabatini, fiel a Inglaterra, elige trabajar para ésta como traductor en la Inteligencia británica.
Gran amante de la vida al aire libre, le gustaba mucho la pesca y el esquí, después de la guerra alquiló una casa en la campiña inglesa, cerca de la Abadía de Tintern, situada entre el País de Gales e Inglaterra.
El 1 de abril de 1927, la fatalidad entró por primera vez en su hasta el momento venturosa existencia, pues Binkie se mató en un accidente de coche yendo de paseo con su madre, quien, milagrosamente, salió con vida del percance.
Esta muerte sume al escritor en una profunda depresión impidiéndole incluso dedicarse a la literatura –como le sucedió a Victor Hugo con la muerte, también en accidente, de una de sus hijas-, y puesto que Binkie era el único lazo que mantenía unidos a sus padres, éstos se divorcian.
Llega el año 1929, y con el la famosa caída de la bolsa, lo que hará que las novelas en general no se vendan como antes, aunque no por eso Rafael Sabatini deje de escribir.
El escritor cambia de casa y se traslada a otra cuyo nombre es Clock Mill, que remodela y convierte en su hogar.
Cumplidos los 60, Sabatini se casa con su cuñada Christine, quien lo había estado con el hermano de su esposa Ruth, y entonces sucede algo que viene a repetir la tragedia de años pasados: los tiempos son bélicos y el hijo de Christine, Lancelot Steele Dixon, se enrola en la RAF, y un día, sobrevolando la casa de su madre y de su tío-padrastro, pierde el control del aparato y se estrella delante de los ojos atónitos de ambos.
Ni que decir tiene que este nuevo drama marca profundamente a Sabatini y a su esposa, hasta el punto que ella padeció durante años de pesadillas, y para él la muerte de Lancelot, a quien quería entrañablemente, es volver a revivir la de su hijo.
En la década siguiente que va de 1940 a 1950, el novelista escribe menos, sobre todo porque tiene problemas de salud bastante graves, un cáncer de estómago. Sin embargo, a esta época pertenecen una serie de relatos cortos llenos de ingenio y de buen saber hacer que son una delicia para el lector.
Llega 1950, y él, a pesar de todo, marcha a Suiza en su tradicional visita de todos los años. Es invierno y Rafael Sabatini está muy mal, tanto, que el 13 de febrero de ese mismo año, fallece allí, en Adelbonen, donde es enterrado.
Su viuda, que era escultora, realizó una obra para su tumba en la que aparece un hombre yacente en cuya mano hay una pluma.
En la lápida, y por deseo de Christine, se inscribieron los primeros renglones de la novela de Rafael Sabatini, Scaramouche:
“Nació con el don de la risa y la creencia de que el mundo estaba loco... ”
No puede haber mejor epitafio para un hombre que dedicó su vida a la literatura y suya obra, en el género de la novela de aventuras, se encuadra entre las mejores.
© 2002 Estrella Cardona Gamio