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©2000 Estrella Cardona Gamio

R. L. StevensonEL DOCTOR JECKYLL Y MISTER HYDE

Todos los signos del Zodíaco en cierran en sí numerosas facetas tanto positivas como negativas, por ello resulta incierto asegurar que existen signos buenos y signos malos, lo que sí es verdad es que hay signos fuertes y signos hipersensibles, el matiz de cuya misma receptividad puede inducirles, si todos los demás aspectos astrológicos del Tema acompañan, a incurrir en debilidades peligrosas.

PISCIS, CÁNCER y ESCORPIO, signos de AGUA los tres, suelen destacar en los Temas de los alcohólicos, bien sea por ellos mismos bien por sus regentes (Luna en PISCIS, Neptuno en ESCORPIO, por ejemplo), bien por sus opuestos VIRGO, CAPRICORNIO, TAURO, o también por sus regentes, eso sin olvidar la variabilidad de los signos de Aire, principalmente GÉMINIS y LIBRA.

No obstante, el alcohólico puede pertenecer a cualquier signo zodiacal sin excepción aunque lo marquen ciertos planetas y signos, como veremos más adelante a través de personajes famosos e históricamente comprobables.

Mas, antes de proseguir, quiero detenerme un instante en la obra de un autor como R. L. Stevenson, quien escribiera en EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JECKYLL Y MISTER HYDE, el más célebre caso literario de desdoblamiento de personalidad física y mental, que refleja magistralmente la transformación radical a la que fuerza el alcohol.

Las buenas personas se llegan a convertir en monstruos reales tanto para los demás como para ellos mismos, ya que si en el alcohólico en activo su único amor es la botella, su única razón de ser y de vivir, ni padres, ni hermanos, ni esposas, ni maridos, ni hijos, para el doctor Jeckyll su pócima milagrera se convierte en su exclusiva pasión hasta que, ya definitivamente Hyde, en un breve instante de lucidez le hace acabar con su propia existencia, horrorizado ante el engendro en el que ha degenerado.

Si releemos atentamente esta novela corta de Stevenson, descubriremos en boca del doctor Jeckyll, los eternos razonamientos de cualquier alcohólico:

“Para tranquilizarte, te diré una cosa: puedo deshacerme de mister Hyde en el momento que lo desee. Te doy mi palabra al respecto y te lo agradezco nuevamente”

(Y en su descripción de los efectos de la pócima)

“Fui presa de los más terribles tormentos: un crujir de huesos, una nausea mortal y un horror del espíritu que no podría ser superado ni en la misma hora del nacimiento o de la muerte. Esta agonía pronto empezó a pasar, y, como quien sale de una grave enfermedad, me fui recobrando. Había algo nuevo en mis sensaciones, algo indescriptiblemente nuevo y, a causa de esta misma novedad, increíblemente dulce. Me sentía más joven, más ligero, más feliz en lo físico; interiormente, tenía conciencia de una fuerte temeridad, en mi imaginación se atropellaban desordenadas imágenes sensuales, los lazos del deber se aflojaban y experimentaba un desconocido, pero no inocente, sentimiento de libertad en el alma.”

Por último transcribamos este fragmento, singularmente revelador, en la obra de Stevenson:

“No creo que cuando un alcohólico razona consigo mismo acerca de su vida tenga conciencia de los peligros a los que se expone su embrutecedora insensibilidad física”.

Es curioso el hecho de cómo las particularidades de los signos ESCORPIO y PISCIS, en su faceta negativa, despuntan en el relato de Stevenson a través de su propia carta astral, ya que el novelista era ESCORPIO con Luna y Neptuno en PISCIS, y Mercurio, regente de GÉMINIS, que significa dualidad, se hallaba en ESCORPIO, en la Casa VIII, junto con el Sol y Marte.

 
 
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