EL ALCOHOLISMO VISTO POR LA ASTROLOGÍA
© 2000 Estrella
Cardona Gamio
Últimamente,
los medios de comunicación, vienen divulgando una campaña destinada a
alertar sobre los peligros del alcohol –palabra que viene del árabe: Al
gol, equivalente a espíritu maligno–, y que todos hemos seguido con atención.
En
ella se reconoce ya que el alcohol es una droga dura y que no es recomendable
iniciar a los niños en su degustación, inducidos por el erróneo pensamiento
de que: “el vino da sangre, el vino da fuerza, el vino abre el apetito”,
e incluso, “el vino ayuda a hacer la digestión”
Si
tenemos presente que el alcohólico nace y no se hace, es decir, que la
persona lo lleva dentro, que es una enfermedad, que es genético y hereditario
–esto, refrendado por las estadísticas, que luego han venido a apoyar
investigaciones médicas–, lo más importante es no llevar a nadie, a temprana
edad, a su descubrimiento, y lo que acabamos de escribir aquí no es alarmismo
absurdo ni broma de mal gusto.
A
nadie le agrada el que le señalen como alcohólico ni en el seno familiar
es plato favorito tener algún pariente directo que lo sea, pero fingir
y encubrir, o decirse a uno mismo “que no pasa nada, que sólo son unos
vinos que han caído mal”, es la táctica del avestruz.
Existen
tres clases de personas bebedoras de alcohol: el bebedor social que se
toma unas copas pero no reincide en su abuso, el bebedor fuerte, quien
llega hasta la borrachera a menudo, pero que no bebe de continúo, y el
bebedor compulsivo, el auténtico alcohólico, que apenas prueba el alcohol
sigue bebiendo a todas horas porque no puede dejarlo.
Es
inexacta la afirmación de que a un alcohólico le empuja a la bebida cualquier
problema, ya que para el alcohólico tanto disgustos como alegrías le inducen
a beber; son su justificación a la bebida.
Hemos
comentado antes como el alcoholismo puede ser genético, y la evidencia
la tenemos en el estudio que en 1988 dirigió el doctor Iván Diamond de
la Universidad de California en San Francisco:
“En
un laboratorio se cultivaron células blancas de sangre extraída de alcohólicos
y de mormones no bebedores... Las células reproducidas de los alcohólicos,
mostraban, sorprendentemente, altos niveles de una molécula llamada adenosina
monofosfato cíclica (CAMP), en un nivel tres veces superior al hallado
en las células de los no alcohólicos.
Los
científicos descubrieron que las células con altos niveles de CAMP tenían
una mayor sensibilidad al alcohol. Diamond cree que las células nerviosas
del cerebro deben reaccionar de forma similar a las células blancas de
la sangre del estudio”.
Como
escritora en busca de información para desarrollar una novela determinada
–Adriel B.–, y debido a
que he estudiado en profundidad el tema desde muchos ángulos diferentes
–entre los que incluyo el de la astrología–, voy a aportar mi granito
de arena a la investigación sobre tan terrible azote de la Humanidad,
ya que la astrología aporta mucha luz acerca de este asunto. No diré yo
que las conclusiones vayan a ser definitivas pero si dignas de ser tenidas
en consideración. |