Ernest Miller Hemingway
Uno de los más entrañables escritores del pasado siglo XX fue, sin lugar a dudas Ernest Hemingway.Aunque nacido en 1899, el 21 de julio en Oak Park, lugar próximo a Chicago, podemos considerar a este novelista, periodista y cazador, como un hijo del siglo XX a todos los efectos, ya que lo vivió intensamente en sus 62 años de existencia. Participó en dos guerras mundiales, en la primera conduciendo ambulancias y en la segunda como periodista, siendo, aparte de escritor, un aventurero nato, y más bien cronista de su tiempo que no novelista imaginativo.
En 1917, Hemingway, recién graduado, comienza a trabajar en el Kansas City Star como periodista, y estallando la Gran Guerra, pese a no dársele por válido para las armas por tener problemas en la vista, marcha a Europa como conductor de ambulancias. Herido en el frente, en el ejercicio de su labor humanitaria, acaba en un hospital y se enamora de una enfermera. Enamoramiento que dará posteriormente, al menos en parte, un fruto literario totalmente biográfico: Adiós a las armas.
Regresa a su patria en 1919, continúa en el periodismo y comienza a escribir novelas, que al principio no conocen ningún éxito.
En 1920 se convierte en redactor jefe de un periódico de Chicago, se casa por primera vez, y en diciembre de aquel año, él y su esposa marchan a París, corresponsal Hemingway del Toronto Star.
A partir de entonces, podemos decir que comienza la carrera literaria de Ernest Hemingway, unida a su labor de periodista; sus libros se publican, se estrena con Tres historias y diez poemas, y en octubre de 1926, se publica con éxito multitudinario Fiesta.
Al año siguiente se divorcia, contrayendo en 1928 un nuevo matrimonio. En 1929, ve la luz una de sus más emblemáticas novelas: Adiós a las armas.
En 1937, periodista en España, se decanta por el lado republicano, al que defiende con artículos y novelas, y se enamora definitivamente de este país en cual que acabará encontrándose como pez en el agua, y en el que, al cabo de los años terminará recibiendo el cariñoso apelativo de Don Ernesto.
Después, aún se casará dos veces más, participará en contiendas bélicas, siempre como reportero, en la invasión de Normandía, y entrará en el París liberado triunfalmente.
En 1952 escribe El viejo y el mar, al año siguiente le otorgan el Premio Pulitzer y en el 54 el Nobel, que no puede serle entregado personalmente debido a su estado de salud.
Desde entonces, empezando en la década de los 50 hasta el 2 de julio de 1961, que es cuando se suicida, Hemingway no dejó de cazar y de escribir repartiendo su vida entre Europa, Cuba y Estados Unidos, e incluso vivió un romántico amor otoñal, puramente platónico, con una hermosa joven italiana de 19 años que le inspiró una novela no muy bien aceptada por su público: A través del río y entre los árboles, ya que, por demasiado sentimental, parecía apartarse de la temática hemingwayana, llegando a decirse de él, que estaba acabado como escritor, cosa nada cierta como se vio confirmado con El viejo y el mar, por citar un título muy representativo de sus últimos años.
No podríamos concluir este breve apunte biográfico de Ernest Hemingway, sin mencionar su reconocida tendencia alcohólica que le inducía a beber sin control -por ejemplo, más de dos litros de ron en una tarde, que luego combatiría a base de tabletas de vitamina B-; él nunca luchó de verdad contra su alcoholismo, posiblemente porque beber es cosa de hombres, como lo era cazar y ser un mujeriego, pero el alcohol enturbió su vida causándole numerosas depresiones, la última, la que le empujó al suicidio, al saberse enfermo de cáncer.
Si no puedo existir a mi manera, entonces, la existencia es imposible, le dijo en cierta ocasión a su esposa Mary Welsh, y evidentemente fue fiel a este pensamiento.