Michel
de Nostradamus
En
el pueblo de Saint-Remy, en la Provenza, vino al mundo el 14 de diciembre de
1503, quien mucho tiempo después, y siglos más tarde, sería conocido bajo el
apellido latinizado de NOSTRADAMUS, o sea Michel de Notredame.
Su
padre era notario y entre sus antepasados se encontraban médicos y matemáticos,
de ahí que a la hora de elegir profesión se decidiese por la medicina, y, en
cierto modo, las matemáticas, ya que fue un eminente astrólogo.
Casó
joven, tuvo dos hijos, y enviudó al mismo tiempo que también sus vástagos fallecieron.
Viajó
y estudió durante diez años al cabo de los cuales contrajo nuevas nupcias.
En
1544, la peste extiende su epidemia por tierras francesas y Nostradamus triunfa
como médico, lo que en 1561 cristalizará en un libro titulado El remedio
muy útil contra la peste y todas las fiebres pestilenciales, aunque mucho
antes, en 1555, ya publicase un Almanaque, en el cual vieron la luz por
primera vez sus posteriormente famosas centurias.
Se
dice de Nostradamus que es “el vidente de los videntes”, el mejor de todos,
y sin duda alguna lo fue, incluso en su época al obtener la celebridad y la
fortuna con aquella célebre profecía en la que hablaba de la muerte en torneo
del rey Enrique II de Francia, consiguiendo con este acierto el que príncipes
y reyes se disputaran sus favores.
Profeta
o charlatán -que de todo le han llamado-, a despecho de sus detractores, Nostradamus
continúa más vigente que nunca en la actualidad, debido al triste acontecimiento
de todos conocido el pasado septiembre, y que encuentra su eco en una cuarteta
que se titula precisamente así:
Presagio
11, Septiembre:
“Llorar
el cielo, ay, eso hace hacer.
El
mar se prepara, Aníbal utiliza sus engaños...”
Estos
son los dos primeros versos de la cuarteta, y, según la interpretación del enigma
debemos deducir que bajo el nombre de Aníbal, designa al mundo musulmán, ya
que así acostumbraba a señalarlo Nostradamus.
No
obstante encontramos que existe la sextilla 27, mucho más significativa al respecto:
“Celeste
fuego del lado de Occidente.
Y
del mediodía, correr hasta el Levante.
Gusanos
medio muertos sin encontrar raíz alguna.
Tercera
edad, a Marte el belicoso.
Carbúnculos
se verá brillar fuego.
Edad
carbúnculo y al final el hambre.”
Bien
que el carbúnculo sea un granate, pero ¿no se dan curiosas connotaciones entre
este nombre y el del carbunco?
Luego,
y hablando concretamente de Nueva York , ciudad a la que Nostradamus siempre
indica con el nombre de “ciudad nueva”, profetiza en la centuria VI, estrofa
97:
“Cinco
y cuarenta grados el cielo arderá
fuego
se aproxima a la gran ciudad nueva,
al
instante gran llama esparcida saltará,
cuando
se quiera probar a los Normandos”
Respecto
a esa palabra, “Normandos”, la intención es otro de los misterios de Nostradamus,
que sólo se descifran cuando la realidad muestra los hechos, aunque esto,
que sus centurias se comprendan finalmente, ya lo advierte el profeta en un
fragmento de la carta que escribió a su hijo César:
“Las
describo detalladamente aunque en proporciones inconexas entre sí, en estas
cuartetas, precisando los lugares, fechas y el término prefijado. Y los hombres,
después de mí, conocerán la verdad de lo que digo porque habrán visto realizarse
algunas de esas Profecías de la misma manera que algunos lo han conocido ya,
como lo he hecho notar a propósito de mis predicciones verificadas anteriormente.”
Nostradamus
dejó este mundo a la edad de 62 años, 6 meses y 17 días, el 2 de julio de 1566,
habiendo profetizado su propia muerte en esta cuarteta:
“De
regreso de un viaje, don del Rey, en su lugar
nada
más le pasará, se habrá ido a Dios,
parientes
cercanos, amigos, hermanos de sangre
le
hallarán muerto cerca de la cama y el banco.”
Como
así fue: había ido a París por orden real, y a la vuelta, falleció sentado cerca
de su cama, con la cabeza apoyada encima de su mesa de trabajo.
©
2001 Estrella Cardona Gamio
BIBLIOGRAFÍA:
NOSTRADAMUS-Historiador
y profeta.
Autor,
Jean-Charles de Fontbrune.
Editorial
Barcanova, 1981.
NOSTRADAMUS-Las
Profecías del Futuro.
Autora,
Alicia Gallotti.
Ediciones
Martínez Roca, S.A.,1981.
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