John Ronald Reuel Tolkien
por Estrella Cardona Gamio
J.R.R. Tolkien, creador de la denominada Ficción Fantástica, en la que hadas –Galadriel, Baya de Oro-, elfos, enanos, magos y orcos tienen ciudadanía, nació en Bloemfontein, Sudáfrica, el 3 de enero de 1892,siendo su progenitor Arthur Reuel Tolkien, que trabajaba en un banco, y su madre Mabel Suffield.
Tres años más tarde, y a causa de su salud enfermiza, marcha a la tierra de sus antepasados, Inglaterra, junto con su madre –el padre se quedó en Sudáfrica, falleciendo un año después repentinamente-, y su hermano, país en el que residirá toda su vida si exceptuamos el intermedio de la Guerra Europea, pero antes de que llegue este momento, pierde en 1904 a su madre, enferma de diabetes.
Sin embargo, en 1900, la familia se había convertido al catolicismo, con gran descontento de la rama paterna, lo que consiguió a los hermanitos Tolkien protección a la muerte de su madre, al confiarles ésta al padre Francis Morgan, quien los instaló primero en casa de una tía, y luego en una pensión.
Su adolescencia está consagrada al estudio -por medio de ayudas-, lo que no impide que se enamore de Edith Mary Bratt, tres años mayor que él , a la cual conoce en la pensión, lo que motiva un pequeño drama al descubrir el idilio su tutor y mentor el padre Morgan, que lo prohibe al ser ambos de religiones distintas, enviandola a ella a casa de un pariente, prohibición que no impide que los dos enamorados. en 1916, el 22 de marzo, contraigan matrimonio, ya que la relación se había reiniciado tres años antes.
(Edith fue el gran amor de su vida, su único y gran amor, y a este afecto hondo y romántico, dedicó Tolkien una deliciosa y triste historia que incluye en El Señor de los Anillos, la de los amores de la bella Lúthien y el joven Beren, inspirados en su propia relación sentimental. Ya que si el padre Morgan, por cuestiónde creencias religiosas, no veía con buenos ojos el noviazgo de Edith con el futuro escritor, tampoco el padre de Lúthien se mostraba muy dispuesto a consentir un matrimonio que privaría a su hermosa hija de la inmortalidad por amor a Beren.
De hecho, Edith y Tolkien, fueron Lúthien y Beren hasta, no sólo el fin de sus días, sino incluso más allá, ya que en su tumba permanecen los nombres auténticos de ambos, junto con los de sus alias de ficción).
En la contienda, herido por una granada, su estancia en el hospital le impulsa a escribir El Silmarillion -aunque ya antes hubiera empezado a escribir cuentos-, que será publicado póstumamente en 1977, con la particularidad de que fue su hijo Christopher quien lo concluyera, puesto que au padre no pudo hacerlo.
Casado y padre de familia, al término de la Gran Guerra vuelve a Oxford, en donde realizó sus estudios. Allí se convertirá en profesor.
Con la colaboración de E. V. Gordon, escribe Sir Gawayn y EL Caballero Verde en 1925 y en 1936 nace El Hobbit creado para sus hijos, y cuya publicación tiene lugar el siguiente año, comenzando, también en el 37 a desarrollar una idea, bajo sugerencia de su editor, que en el transcurso del tiempo se convertirá en El Señor de los Anillos, publicados los tomos I y II en 1954, apareciendo el volumen III en 1955.
En el caso de J.R.R. Tolkien, la fantasía supera a la propia fantasía, y, desde que aparece por primera vez su obra, que consta de muchos títulos, ésta se convierte en ese país de Nunca-Jamás al que todos los que "nos hicimos mayores" deseamos seguir accediendo sin el sonrojo de que nos llamen críos. Ese es el secreto de la magia de Tolkien, inventar nombres que tienen el poder de devolvernos a la infancia con la mayor impunidad, dando carta de realidad a los mundos que perdimos al crecer, esos universos maravillosos, con historia propia e idiomas que nunca hemos escuchado, pero que nos son tan familiares.
Viniendo de la mano de un erudito estudioso, de un serio profesor, sus cuentos se convirtieron en algo respetable que podía leerse sin ser uno tachado de infantilismo, por eso, entre tantas otras cosas vinculadas a la literatura Tolkien, tuvo una gran acogida el diccionario elfico y entusiasmaron sus descripciones geográficas e históricas, creándose así un mundo quimérico alrededor de otro que sólo pertenecía al reino de la imaginación, y cuya aura no ha hecho más que crecer sustentada en el inmoderado fanatismo de los adeptos, en su momento, incluso, para sorpresa del propio J.R.R.Tolkien, quien jamás esperó que se le dieran tantas interpretaciones a su obra máxima –una de ellas, por ejemplo, la de profética-.
Para terminar, no olvidemos que entre todo lo que escribió, destaca un ensayo titulado Sobre los cuentos de hadas, digno de tenerse en cuenta y de ser leído con interés, amen de poemas, canciones, y de unos preciosos dibujos hechos por él mismo, que recrean su universo fantástico, y también que, en un a más a más que nada tiene que ver con la letra impresa, el cine, primero en dibujos animados y luego con personas, ha llevado a la pantalla El Señor de los Anillos, exitosamente.
Tolkien fue uno de los pocos escritores que disfrutó del éxito en vida viendo reconocida plenamente su labor. En 1972 le es otorgada la Cruz del Imperio Británico, y fallece, llorado por todos, el 2 de septiembre del 73, cumplidos ya los 81, un par de años después del deceso de su amada esposa, de cuya pérdida no se consoló jamás.
De los cuatro hijos que tuvieron, el penúltimo, Christopher, es el que se ha consagrado a la obra de su padre, siendo su heredero literario.
© C. Cardona Gamio Ediciones 2002
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